Llegar en coche al curso para recuperar el carné de conducir… aunque una sentencia se lo haya retirado al conductor. Usar pinganillo en el examen teórico. Circular con una licencia extranjera y falsificada. Todos estos casos y muchos más pueden verse a diario en las páginas de los periódicos. La inventiva de los conductores más irresponsables parece no tener límite a la hora de hacer trampas con este documento, pero su conducta, además de suponer un evidente riesgo vial, puede constituir un delito.
El artículo 84.4 de la Ley de Tráfico y Seguridad Vial (LTSV) establece claramente que hay materias que quedan fuera de la competencia sancionadora municipal y entre esos preceptos se encuentran los del Título IV en los que se incluye todo lo relativo a las autorizaciones administrativas para conducir. Hacer “trampas” con estas autorizaciones puede suponer una infracción leve, grave o muy grave y algunas dan lugar a la detracción de puntos. Pero veamos cuáles son las más comunes y repasemos sus consecuencias.